Sueño: El canto de los pájaros

Joaquín y Ramiro se encontraban conversando en el jardín en un día de otoño apacible.

De pronto, Joaquín se irguió en la silla.

- ¿Oyes? - exclamó.

- ¿Qué?

- ¡A los pájaros! ¡Escucha! Están entonando una melodía.

- Es lo que parece que siempre hacen los pájaros - dijo Ramiro.

- No, los pájaros tienen sólo algún repertorio de notas, pero jamás melodías enteras.

Joaquín con los ojos cerrados, marcaba el ritmo. Tomó un lápiz y un papel y comenzó a escribir.

Los pájaros cantaban. Joaquín dibujaba escalas y transcribía notas al papel. Su amigo lo miraba y escuchaba con un dejo de incredulidad. Una ligera brisa hacía que las hojas se movieran y, entonces, el canto se apagaba.

Silencio.

- Escribí una canción – dijo Joaquín.

- No puede ser.

- ¡Cómo que no! Aquí tienes la comprobación - y le mostró su producción -. Quizás siempre han logrado melodías sin que los escuchara. Hoy pude hacerlo yo. ¡Ya sé qué voy a hacer con esto!

- Supongo que no hablarás en serio.

- Hace tiempo que no hago nada. Siempre me gustó la música. Acabo de encontrar una ocupación. Voy a dedicarme a escuchar y escribir, a escribir y escuchar...

Y así hizo durante un tiempo, él las escribía y su amigo lo escuchaba y ayudaba a poner el título a las canciones.

Un mes más tarde, sus melodías eran aplaudidas en todos los teatros de la ciudad.

Un día, como tantos otros, se sentó debajo del árbol para seguir creando melodías y así renovar su repertorio; pero, entonces, ya no escuchó nada. Los pájaros no cantaban y el árbol parecía mutilado.

Desesperado por la falta de aquella fuente de inspiración, Joaquín le pidió ayuda al amigo para que lo acompañara por calles, jardines y parques a buscar a sus pájaros.

Aguzó el oído para hallarlos, pero nada; no se oía absolutamente nada.

Ramiro lanzó, entonces, su teoría.

- ¿Te pusiste a pensar en que época del año estamos? Por casualidad, ¿la noche en que el árbol perdió sus ramas y los pequeños cantantes abandonaron la ciudad no coincidió con la primera noche de otoño?

- ¿Quieres decir...?

- Tus amiguitos han dejado el nido. Tal vez en este momento estén sobrevolando algún otro lugar, muy lejos de aquí.

- Si es que son pájaros migratorios...

- ¿Acaso lo dudas?

Un silencio lleno de preocupación. Joaquín sabía que no podría esperar hasta el próximo año. Era demasiado tiempo.

- Volvamos a casa – dijo Joaquín.

Fue un año difícil. Joaquín recibió llamados desde diferentes partes del mundo para que fuera a ejecutar sus melodías. Siempre contestaba "pronto iré", pero ya no tenía repertorio. Necesitaba de su musa inspiradora y para ello tendría que esperar hasta el nuevo año. ¿Volverían?

Pensó - "¿Podrá alguien, desde algún lugar, sea donde fuere, descubrir el canto de esos pájaros, transcribir sus melodías y enviármelas? Quizás en otro país o en otro lugar, su canto sea diferente".

Lo deseó con todas sus fuerzas. Se prometió a sí mismo que si su deseo se cumplía haría lo mismo: enviaría sus melodías a quien se hubiera comunicado con él.